Cada uno carga a su espalda
y en su corazón una batalla propia. Ninguna puede compararse a la del vecino,
ni a la de tu pareja, ni a la de tu mejor amigo. Todos llevamos nuestros miedos
bien escondidos, huellas del pasado que aún no han cicatrizado y laberintos
presentes en los que a veces, no hallamos la salida. En los que vemos más
enemigos que aliados, pero hoy lideraré la manada.
Échame a los lobos y lideraré la manada. Esta es la
actitud con la que debes vestirte cada mañana para hacer frente a las
adversidades, a los retos, a las dificultades que de forma gratuita, nos trae
en ocasiones la vida.
¿Existe
alguna explicación al por qué nos ha tocado vivir determinadas situaciones? Hay
quien dice que nuestros problemas, son resultado directo de nuestros propios
actos o malas decisiones. No es cierto, esta regla no siempre es correcta.
En
ocasiones, las cosas fallan porque la adversidad nos sacude al azar, sin más,
porque en quien confiaste ahora te falla, porque lo que antes era seguro ahora
ya no lo es, porque la salud no siempre es de hierro, sino de cristal y a todo
hemos de hacerle frente.
No
es fácil, pero la verdad es que cuando llegamos a este mundo, nadie nos asegura
que nuestros días van a ser plácidos. Alguien, en alguna parte, debería
advertirnos que debemos aprender cuanto antes a ser líderes en manadas de
lobos. Criaturas fuertes ante toda adversidad. Así que dinos… ¿Eres tú
también un buen luchador?
Lideraré a mis adversarios, combatiré las
dificultades
Reflexiona
durante unos instantes en esta pregunta: ¿Cuál fue tu primer encuentro con la
adversidad? Suele decirse que las personas perdemos nuestra inocencia en
el momento en que aparece la primera dificultad, la pérdida o ese revés que
cambió nuestro modo de ver el mundo para siempre.
Puede que pienses que nadie está preparado para afrontar
la adversidad, pero no es así. Es algo instintivo, lo marca la ley de la
supervivencia, y en tu interior, tienes múltiples estrategias que te harán ser
un gran superviviente.
Somos
conscientes de que en ocasiones, las grandes palabras se quedan en nada, en
humo que escapa por una ventana abierta a través de frases motivacionales que
muchos no pueden aplicar a la realidad.
A
pesar de ello, y de saber que tus dificultades son muy especiales, vale la pena
que pienses en ello, que rompas alguno de tus esquemas internos para vencer
enemigos externos. Ten en cuenta esos aspectos, piensa en ellos:
Cómo hacer frente a las dificultades
En
ocasiones nos cansamos de que nos digan aquello de que el mayor aprendizaje nos
lo ofrece las adversidades, momentos vitales que nos ponen a prueba para que a
través del sufrimiento, adquiramos conocimiento.
Ahora bien, hay algo que es cierto: ninguno de nosotros
queremos sufrir, e incluso hay quien ni siquiera lo tolera. Pero si no tenemos
paciencia ante pequeñas dificultades fracasaremos ante los grandes problemas.
Todos
vivimos en el “aquí y ahora” batiendo los problemas” y esperando que ese
conocimiento vital nos caiga del cielo para mejorar nuestra situación ¿Hasta
cuando hemos de esperar? ¿En qué momento lideraré por fin a mi manada de lobos,
si vivo entre ellos durante mucho tiempo?
Hay
quien llega a acostumbrarse a vivir con sus enemigos. Acepta, asume y se deja
llevar por miedo al cambio, por temor a lo que pueda ocurrir. No podemos
criticarlo, porque cada uno es libre de vivir la vida que desee, aunque sea a
lomos de la infelicidad y la frustración.
Lidera
tu vida, te aseguramos que el esfuerzo vale la pena. Para ello reconoce a tus
enemigos, los exteriores y también los interiores (¿es el miedo? ¿es la
indecisión? ¿te sientes inseguro/a?
Pon
nombre a lo que te ocurre. ¿Eres infeliz al lado de alguien? ¿La vida que
tienes ahora no te hace feliz? ¿A qué le tienes miedo?
Es
el momento de imponer tu voz, pero empezarás hablando contigo mismo: ¿Qué
necesito para sentirme mejor? ¿El esfuerzo va a merecer la pena? ¿De qué modo
lideraré a mis miedos para hacerlos desaparecer? ¿Y a mis enemigos exteriores?
Despliega las estrategias que creas convenientes. Es
posible que temas el resultado, pero la batalla siempre va a merecer la pena porque
te va a ayudar a sentirte vivo, capaz y valiente. Sé tu mismo.