Hay
momentos en que las personas nos sentimos atrapadas por situaciones no
buscadas, la presión nos puede, y con ella la más absoluta soledad…
cuando
nos damos cuenta “que tanto tienes, tanto vales”,… es lamentable y muy
triste cuando de un plumazo descubres “quienes eran esas personas reales
que pensabas que te querían”… Solo están si les puedes aportar algo, de
lo contrario desaparece como la bruma.
De repente parecemos hasta invisibles. Algunos tienen la suerte de que le queda alguna mano extendida y que sigue ahí, pese a lo que pese, y no nos sueltan y en esos momentos difíciles nos ofrecen ese amor que todos necesitamos y que es la mejor de las medicinas: Nos muestra incondicionalmente su calidad humana, su apoyo, su capacidad para escuchar y seguir ahí,…a nuestro lado. Esas personas son las que realmente merecen la pena,… el resto olvídalas.
Siempre he dicho hasta la saciedad que la vida es como una noria,… va dando vueltas y vueltas. Curiosamente “las personas que un día te dieron la espalda” te las encuentras abajo, se creían inmune y no es así. Es entonces cuando aprenden la gran lección de la vida… Por eso nunca hay que perder nuestras raíces, nuestra humildad, nuestra empatía… Porque nunca sabremos las sorpresas que nos depara el destino.
© Pino Antúnez.
"Todos vivimos bajo el mismo cielo, pero ninguno tiene el mismo horizonte" (Adenauer, Konrad)