sábado, 25 de mayo de 2013

Popita se viste de primavera...




Les presento a "Popita".

Es una perrita que he adoptado hace casi dos meses.  Popita, fue una perrita que se encontraron abandonada y en mal estado por  maltratos. La recogieron y la recuperaron   durante 5 meses y me preguntaron que si quería adoptarla…
Cuando  me enseñaron su foto me quedé prendada por  la  tristeza que se denotaba,  y  pese a que en principio no me había planteado  tener perritos, ella me cautivó!!

Así que la adopté… El primer día temblorosa, asustada y cuando   iba a acariciarla…  agachaba la cabecita esperando, ¿el golpe? Sentía  una pena  muy grande…
 Fueron pasando los días… La llevo a pasear, a jugar con otros perritos en el   parque,...  y a medida que fueron pasadon  los días, el cambio ha sido espectacular!!
 Ya no se asusta y  es muy mimosa. Está muy educada,  es increíblemente cariñosa, como si  hubiera estado desde siempre en casa…
Tanto mi hijo, como yo  tratamos a Popita como  una más de la familia, y sé que ella se siente así, se le ve tan feliz!!


El otro día, la peluquera donde llevé a Popita, puso un anuncio  en Facebook,  para los perritos... Y  yo  decidí que Popita  se merecía  ganarlo.

He decidido  ponerlo por aquí,  como algo especial … Popita no es de raza,   pero les aseguro  que  es muy especial  y aconsejo a todos/as, que si alguna vez quieren  adoptar  a un  animalito, que vayan a  los albergues que hay muchísimos perritos y gatos que esperan  tener una  familia.  Y así evitar que sean  sacrificados.

Besitos y lametazos!!
Mil gracias!!




El niño sin zapatos...


Un niño de 10 años estaba parado, descalzo, frente a una tienda de zapatos apuntando a través de la ventana y temblando de frío. Una señora se acercó al niño y le dijo: "Mi pequeño amigo,  ¿qué estás mirando con tanto interés en esa ventana?".
 La respuesta del niño fue: "Le estaba pidiendo a Dios que me diera un par de zapatos". La señora lo tomó de la mano y lo llevó adentro de la tienda, le pidió al empleado que le diera media docena de pares de calcetines para el niño. Preguntó si podría prestarle una palangana con agua y una toalla.
El empleado rápidamente le trajo lo que pidió. La señora se llevó al niño a la parte trasera de la tienda, se quitó los guantes, le lavó los pies al niño y se los secó con la toalla. Para entonces el empleado llegó con los calcetines, la señora le puso un par de ellos al niño y le compró un par de zapatos. Juntó el resto de los calcetines y se los dio al niño.
 Ella acarició al niño en la cabeza y le dijo: "¡No hay duda pequeño amigo que te sientes más cómodo ahora!" Mientras ella daba la vuelta para marcharse, el niño la alcanzó, la tomó de la mano y mirándola con lágrimas en los ojos le preguntó: "¿Es usted la esposa de Dios?"