domingo, 27 de abril de 2014
Mirando al cielo...
"Aunque pasen los días, meses,… te sigo pensando y mi corazón está lleno de ti, de tu esencia, de tu aroma, de todo ese gran amor en mayúscula que me dejaste al partir…
Cada noche antes de dormir miro el cielo,... al despertar vuelvo a mirarlo y me pregunto... ¿Qué estarás haciendo? ¿Me verás desde ese lugar?
Tantos interrogantes, y ninguna respuesta…"
©Arice Antúnez
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jueves, 10 de abril de 2014
Cuando yo me vaya
Cuando yo me vaya,no quiero que llores, quédate en silencio, sin decir palabras, y vive recuerdos, reconforta el alma.
Cuando yo me duerma, respeta mi sueño, por algo me duermo; por algo me he ido.
Si
sientes mi ausencia, no pronuncies nada, y casi en el aire, con paso
muy fino, búscame en mi casa, búscame en mis libros, búscame en mis
cartas, y entre los papeles que he escrito apurado.
Ponte
mis camisas, mi sweater, mi saco y puedes usar todos mis zapatos. Te
presto mi cuarto, mi almohada, mi cama, y cuando haga frío, ponte mis
bufandas.
Te
puedes comer todo el chocolate y beberte el vino que dejé guardado.
Escucha ese tema que a mí me gustaba, usa mi perfume y riega mis
plantas.
Si
tapan mi cuerpo, no me tengas lástima, corre hacia el espacio, libera
tu alma, palpa la poesía, la música, el canto y deja que el viento
juegue con tu cara. Besa bien la tierra, toma toda el agua y aprende el
idioma vivo de los pájaros.
Si me extrañas mucho, disimula el acto, búscame en los niños, el café, la radio y en el sitio ése donde me ocultaba.
No pronuncies nunca la palabra muerte. A veces es más triste vivir olvidado que morir mil veces y ser recordado.
Cuando
yo me duerma, no me lleves flores a una tumba amarga, grita con la
fuerza de toda tu entraña que el mundo está vivo y sigue su marcha.
La llama encendida no se va a apagar por el simple hecho de que no esté más.
Los hombres que “viven” no se mueren nunca, se duermen de a ratos, de a ratos pequeños, y el sueño infinito es sólo una excusa.
Cuando
yo me vaya, extiende tu mano, y estarás conmigo sellada en contacto, y
aunque no me veas, y aunque no me palpes, sabrás que por siempre estaré a
tu lado.
Entonces, un día, sonriente y vibrante, sabrás que volví para no marcharme.
Autor: CARLOS ALBERTO BOAGLIO
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