Todas las culturas y pueblos de la Antigüedad han venerado un árbol determinado.
Así, por ejemplo, para los celtas, la encina era sagrada y sus bellotas comidas ritualmente. Los escandinavos veían a su árbol mágico en el fresno; entre los pueblos germanos la veneración se la llevaba el tilo; en la India era la higuera o ficus religiosa ; entre los hebreos y los árabes la palmera y para los chinos, para los chinos su inmenso país tenía tres amigos predilectos: el bambú, el mundi, razón por la cual los indios norteamericanos de las planicies, al confeccionar sus viviendas o tipis, erguían en el centro un tronco de abedul o de abeto como pilar cósmico en torno del cual giraban, por encima, las estrellas, y por debajo los rituales de los seres humanos. (M. Satz, Los árboles sagrados del Mediterráneo) ciruelo, y el pino. A su vez, estos Tres Amigos, que así se los llamaba, aludían a la flexibilidad, la belleza y la verde lozanía, tres de las cualidades que el taoísmo consideraba indispensables para vivir una vida sana y longeva. Por su capacidad para unir los tres mundos o niveles: el subterráneo, terrestre y celeste, el árbol se constituye también como eje, axis.
Cargada por Arice39 el 11 de feb '11, 12:08 CET.
Y Como se siente uno caminando entre arboles ,recogen la energia del cielo y la bajan a la tierra.
ResponderEliminarYo... Adoro los árboles. Me ha gustado tu entrada.
ResponderEliminarUn abrazo cariñoso.